El gol de Matthews en el partido, que se dio a los 4:08 del segundo periodo, no fue solo la anotación 22 de la temporada para el capitán de Toronto y que ayudó al equipo a empatar momentáneamente 3-3 el encuentro, fue un gol sumamente especial, pues el de raíces mexicanas brincó al segundo lugar de todos los tiempos de la franquicia en la lista de goleadores, alcanzando la cifra de los 390 y superando a Darryl Sittler (389).
“Es agradable. Es agradable estar en la misma oración que un tipo como Darryl Sittler”, comentó Matthews. “Obviamente, él fue un gran Leaf. Él aplanó el camino para algunos de nosotros aquí hoy. Por lo tanto, es un gran honor estar en la misma oración”.
Además de extender a nueve juegos consecutivos su racha con al menos un punto, Matthews (13 puntos, dos goles y 11 asistencias durante ese lapso), solo tiene por delante a Mats Sundin, quien con sus 420 goles se sitúa como el máximo goleador en la vasta historia de los Maple Leafs, uno de los equipos fundadores de la NHL.
En lo que respecta al juego, fue un auténtico vaivén de emociones, pues luego de anotar un total de 11 goles entre ambos, solo queda la sensación de que el triunfo pudo haber sido para cualquiera, por la manera en la que se dieron las cosas.
Con los goles de Max Domi (2:15) y de Connor Timmins (4:39) en el primer periodo, Toronto tomó una ventaja de 3-2, pero los Penguins respondieron con tres tantos sin contestación, por obra de Cody Glass (10:27), de Rikard Rakell (11:29) y de Sidney Crosby (13:51, en power play), todo esto en los primeros 20 minutos de acción.
El segundo periodo tuve menos ajetreo, pero eso no significa que las emociones hayan disminuido. Matthews (4:08) empató el juego 3-3, pero Bryan Rust (15:38) le devolvió la ventaja a Pittsburgh por 4-3; no obstante, los Maple Leafs respondieron con dos goles en menos de un minuto, con el gol 23 de John Tavares a los 19:04 para el 4-4, pero eso no fue todo.
Oficialmente a los 19:59 del segundo lapso, Matthew Knies encendió la lámpara para culminar una escapada en solitario en los segundos finales. La jugada debió someterse a revisión porque daba la impresión de que el tiro de Knies había cruzado la línea de gol demasiado tarde, pero un balde de agua helada para la afición local y los propios Penguins: el gol fue válido, pues quedaba una décima de segundo y los visitantes entraron al tercio final con ventaja de 5-4.